Siempre que hablamos de cambio en la cultura corporativa, destacamos la necesidad de fomentar el reconocimiento tanto de forma jerárquica como entre pares por los valores corporativos como una forma de afianzarlos, generar pertenencia, retención y aumentar la productividad.
Cabe destacar de forma resumida que interpretamos los valores corporativos como los rasgos de personalidad que deseamos en nuestra organización es decir, en nuestros colaboradores. Aunque puede confundirse con las competencias laborales, la diferencia con este término radica en aquellos rasgos deseables para con la organización.
Ahora bien, antes de implementar un Programa de Reconocimiento, debemos establecer una buena base sobre la que “construir” nuestra cultura, estar seguros de que hablamos el mismo idioma, que el mismo es comprendido por todos y que nos permite lograr los resultados esperados.
Para ello debemos trabajar en tres etapas fundamentales sobre las que comparto algunas preguntas que debemos hacernos:
1# Definición de valores corporativos
Cuando hablamos de “Pasión” “Empatía” “Trabajo en equipo” como valores ¿Todos nuestros colaboradores entienden a qué nos referimos? ¿Pusimos en común la definición de estos valores y lo compartimos entre todos?
2# Comportamientos Observables
¿Todos tienen la capacidad de distinguirlo en el día a día? ¿Cómo nos damos cuenta de que otro integrante o equipo representa un valor? ¿Como podemos distinguir esa “Pasión” en el día a día?
3# Resultados
¿Qué ocurre como causa de estos comportamientos? ¿Qué impacto o resultado obtenemos en el negocio, en el clima laboral?
Trabajar en estas tres etapas “Valores – Comportamientos – Resultados” y revisarlas de forma periódica es crucial para el cambio cultural en todas nuestras organizaciones y que todos hablemos el mismo idioma.